viernes, 11 de diciembre de 2015

Neuralgia del trigémino



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La neuralgia del trigémino es una afección dolorosa crónica que afecta al 5º nervio facial. Este trastorno causa ardor extremo, esporádico y súbito o dolor facial de tipo shock durando desde 2 segundos hasta 2 minutos. La intensidad del dolor puede ser física y mentalmente incapacitante.
El nervio trigémino es uno de los pares de nervios craneales. Tiene tres ramas que conducen al cerebro sensaciones de las porciones superior, media e inferior de la cara y la cavidad oral.
La causa es un vaso sanguíneo que comprime al nervio del trigémino cuando sale del tallo cerebral. Esta compresión causa el desgaste del revestimiento protector alrededor del nervio. Esta neuralgia puede ser parte del proceso de envejecimiento normal a medida que los vasos sanguíneos se alargan pueden apoyarse y pulsar contra un nervio. Esta enfermedad también producirse en personas con esclerosis múltiple o por un daño causado en la vaina de mielina. Hay casos de causa desconocida.
Se caracteriza por un dolor facial muy intenso, en forma de ataques bruscos que pueden durar desde un segundo a dos minutos. Se trata de un dolor agudo, punzante o superficial que se produce en las zonas inervadas por el nervio trigémino de forma espontánea, al estimular una serie de zonas (zonas gatillo) con solo tocarlas ligeramente o por factores desencadenantes como hablar, lavarse la cara, afeitarse, sonreír,…Es un dolor que no suele despertar al paciente.
La neuralgia del trigémino idiopática (sin enfermedad asociada) suele presentar remisiones que duran meses o años, pero con frecuencia se repiten las crisis nuevamente y con menor frecuencia entre ellas. Si aparece en el seno de otra enfermedad, la evolución dependerá de ésta.

El tratamiento es principalmente a base de fármacos. El fármaco de primera elección es la carbamazepina. Otros utilizados son la fenitoína, el topiramato, la pregabalina y la lamotrigina. Estos son fármacos anticonvulsionantes, por lo que se debe ajustar muy bien las dosis, iniciando con dosis bajas e ir aumentándolas en función de los efectos secundarios. Por lo general, estos medicamentos se mantienen durante 6-12 meses y posteriormente se inicia su retirada de forma progresiva. En casos de dolor severo tanto en frecuencia como en intensidad del mismo, el tratamiento se puede mantener durante más tiempo.

El tratamiento quirúrgico se reserva para aquellos casos que no responden al tratamiento médico o cuando sus efectos secundarios sean muy importantes. Los objetivos de la cirugía son descomprimir el nervio o destruir las fibras nerviosas que transmiten la percepción del dolor.

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