viernes, 18 de diciembre de 2015

Herpes genital



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El herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual en el aparato genitourinario causada por el virus del herpes simple.
A los síntomas se los llaman comúnmente brotes. Pueden aparecer llagas cerca del área donde el virus ingresó al cuerpo. Se convierten en ampollas que pican y duelen y luego sanan. A veces las personas no saben que tienen herpes porque no presentan síntomas o éstos son muy leves. El virus puede ser más grave en recién nacidos o en personas con un sistema inmune debilitado.
Antes de que las ampollas aparezcan, puede haber hormigueo, ardor, comezón o dolor en el sitio donde las ampollas van a aparecer. Cuando las ampollas se rompen, dejan úlceras superficiales que son muy dolorosas, las cuales finalmente forman costras y sanan lentamente durante 7 a 14 días o más.
  • Otros síntomas pueden ser:
  • Dolor al orinar.
  • Las mujeres pueden tener flujo vaginal o pueden ser incapaces de vaciar la vejiga y requerir una sonda vesical.
Un segundo brote puede aparecer semanas o meses más tarde. Por lo regular, es menos intenso y desaparece más rápidamente que el primer brote. Con el tiempo, la cantidad de brotes puede disminuir.

Los medicamentos que ayudan a tratar un herpes genital y a aliviar las molestias son los denominados antivirales. Estos medicamentos son con receta médica y:
  • Ayudan a aliviar el dolor y la molestia durante un brote al sanar las úlceras más rápidamente. Estos fármacos parecen funcionar mejor durante un primer ataque más que en los brotes posteriores.
  • En caso de brotes repetitivos, el medicamento se debe tomar tan pronto como el hormigueo, el ardor o la picazón comiencen o tan pronto como aparezcan las ampollas.
  • Las personas que tienen muchos brotes pueden tomar estos medicamentos diariamente durante un tiempo. Esto puede ayudar a prevenir brotes o a acortar su duración. También puede reducir la probabilidad de transmitirle el herpes a alguien más.




La mejor prevención es la precaución en las relaciones sexuales. El uso de preservativos ha disminuido en gran medida la infección genital por herpes.
Además, se debe evitar el contacto directo con las heridas abiertas. En el caso del personal médico, esto se consigue con el uso de guantes. No sólo deben tener cuidado las personas cercanas al paciente, también el propio afectado debe tener la precaución de no tocarse las heridas, para no extender la infección. Esto evitará que las lesiones herpéticas se sobreinfecten por bacterias que obligaría a añadir tratamiento antibiótico.

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