El síndrome del Intestino Irritable (SII), o colón irritable, es un cuadro crónico y recidivante que provoca dolor abdominal y cambios en el ritmo intestinal, que pueden estar acompañados de una sensación de distensión abdominal.
Esta sintomatogía no es causada por ninguna alteración en la estructura o en el metabolismo del intestino, ni tampoco por otras infecciones. No se conoce una causa exacta, pero sí se sabe que el paciente presenta alteraciones en los movimientos de la sensibilidad digestiva, que están relacionadas con factores psicológicos. Esto se debe a que el intestino presenta conexiones con el cerebro y cuando ambos establecen conexiones, estas pueden afectar al funcionamiento del intestino y provocar los síntomas. Una persona estresada tendrá los nervios más activos, provocando que el intestino sea más sensible y se comprima con más intensidad. También se sabe que acentúan esta enfermedad otros factores como la gastorenteritis, intolerancias a determinados alimentos, alteraciones hormonales (especialmente en mujeres) y factores genéticos.
Esta sintomatogía no es causada por ninguna alteración en la estructura o en el metabolismo del intestino, ni tampoco por otras infecciones. No se conoce una causa exacta, pero sí se sabe que el paciente presenta alteraciones en los movimientos de la sensibilidad digestiva, que están relacionadas con factores psicológicos. Esto se debe a que el intestino presenta conexiones con el cerebro y cuando ambos establecen conexiones, estas pueden afectar al funcionamiento del intestino y provocar los síntomas. Una persona estresada tendrá los nervios más activos, provocando que el intestino sea más sensible y se comprima con más intensidad. También se sabe que acentúan esta enfermedad otros factores como la gastorenteritis, intolerancias a determinados alimentos, alteraciones hormonales (especialmente en mujeres) y factores genéticos.
El paciente con está afección presentará momentos muy molestos en momentos puntuales.
En cuanto al dolor abdominal, en la mayoría de los casos, se produce de forma difusa o localizada en el hemiabdomen inferior y suele ser un dolor que provoca cólicos, opresivo, de leve o moderada intensidad y con una duración no superior a las dos horas. Se alivia tras la defecación y no suele producirse durante el sueño, por lo que podemos sacar alguna parte positiva de este cuadro sintomático. El paciente suele relacionar el inicio del dolor con la ingesta de algún alimento determinado,
En cuanto a las alteraciones del ritmo intestinal, se pueden producir en forma de estreñimiento, diarrea o incluso ambas de forma alterna (diarrea-estreñimiento).
En cuanto al dolor abdominal, en la mayoría de los casos, se produce de forma difusa o localizada en el hemiabdomen inferior y suele ser un dolor que provoca cólicos, opresivo, de leve o moderada intensidad y con una duración no superior a las dos horas. Se alivia tras la defecación y no suele producirse durante el sueño, por lo que podemos sacar alguna parte positiva de este cuadro sintomático. El paciente suele relacionar el inicio del dolor con la ingesta de algún alimento determinado,
En cuanto a las alteraciones del ritmo intestinal, se pueden producir en forma de estreñimiento, diarrea o incluso ambas de forma alterna (diarrea-estreñimiento).
Puesto que esta afección es benigna, el tratamiento es sencillo y suele estar orientado en medidas higiénico-dietéticas, (evitando bebidas y alimentos que desencadenen o empeoren los síntomas) y diversos fármacos (cuando la intensidad de los síntomas es elevada), que ayudaran a inhibir los espasmos, promover los movimienetos intestinales, erradicar la diarrea, laxantes, antidepresivos o calmantes del dolor, según la situación lo requiera.
Si quereis reduicr las probabilidades de sufrir esta afección, como personal de enfermería os diremos que trateis de llevar unan alimentación adecuada, que en este caso será aquella que sea pobre en grasas y rica en proteínas y fibras. Y para todos aquellos amantes de los alimentos verdes, os diremos que las legumbres, coles y toda su familia, no son aconsejables para personas que traten de reducir el riesgo de padecerla o que quieran minimizar los síntomas, puesto que son alimentos que provocan gases en exceso. Y por último, una vez más, el agua vuelve a cobrar un papel importante a la hora de reducir riesgo en diversas afecciones, en este caso porque ayuda a mantener activos los movimientos intestinales y evita el estreñimiento.