Se trata de una patología del tipo crónico en la tiene lugar una cicatrización del hígado, lo que lleva a perder la forma normal del mismo así como su funcionamiento.
La cirrosis hepática es el resultado final de muchas enfermedades del hígado, pero entre la causas que la producen destacan la infección por hepatitis B o C (cirrosis por virus B o C) y el alcoholismo (cirrosis alcohólica o etílica). Otras causas menores son ciertos medicamentos, enfermedades hereditarias, hepatitis autoinmunitaria, trastornos en las vías biliares, etc.
Los síntomas pueden existir o no. En caso afirmativo varían según el daño que tenga el hígado, y se pueden dividir en iniciales y avanzados. Entre los iniciales destacan el cansancio; inapetencia; molestias digestivas; pérdida de peso y masa muscular; náuseas y dolor abdominal; vasos sanguíneos pequeños, rojos y aracniformes. Los avanzados suelen ser ictericia (color amarillo de la piel, mucosas u ojos), cambios en la piel (rojez-por ejemplo en las palmas de las manos-, uñas blanquecinas, dilataciones vasculares, etc.), edemas y ascitis (debido a la aumulación de agua y sales en extremidades inferiores y abdomen -en ese orden-[ver foto]), facilidad para el sangrado, hemorragias internas graves, tendencia a la formación de hematomas, cambios en la conducta y consciencia, desnutrición, impotencia en hombres y encogimiento de testículos, hinchazón de mamas, heces de color pálido o color arcilla y otras complicaciones (como cáncer de hígado).
Ascitis |
Edema. Podemos ver como al poner los dedos de las manos sobre el edema y soltar queda la marca durante un tiempo. |
Para detectar cirrosis se realiza una exploración física buscando alguno de los síntomas anteriores o bien indicios de otro tipo que hagan desconfiar de que se padece la enfermedad, como puede ser hepatomegalia (tamaño aumentado del hígado), esplenomegalia (tamaño del bazo aumentado), análisis de sangre (en los que se mirarán distintos parámetros para determinar si el hígado realiza correctamente las funciones), resonancia magnética, ecografía y biopsia de hígado (obtener un trozo de tejido hepático), entre otras. [ver fotos]
Ecografía |
Resonancia magnética |
Biopsia |
La cirrosis hepática es irreversible, por lo que el tratamiento no la curará pero si evitará su aumento. Este tratamiento incluye cambiar el estilo de vida (dieta adecuada baja en grasas y en sal; reducir el consumo de alcohol; aporte adecuado de calorías, calcio, vitaminas y proteínas), reducir el uso de medicamentos innecesarios y aplicar otros más específicos para la cirrosis (diuréticos para eliminar el exceso de líquidos, antibióticos para la infección, etc.), extracción de líquido del abdomen, etc. En último caso, y si los tratamientos anteriores no funcionan, se realizará un trasplante de hígado.
Si tenéis alguna duda sobre algún aspecto tratado en esta entrada podéis dejarlo en los comentarios e intentaré solucionarla!
Referencias:
Fundación española del aparato digestivo
MedLine
Clínica Universidad de Navarra
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