lunes, 30 de noviembre de 2015

Neumonía



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¿Qué es la neumonía?

La neumonía es una infección del pulmón caracterizada por la multiplicación de numerosos microorganismos en los alvéolos, provocando una inflamación y con ello, un daño pulmonar. En una radiografía de tórax se podra ver claramente.


En los adultos, las causas de neumonía más frecuentes son las bacterias, como Streptococcus pneumoniae(neumococo), Staphylococcus aureus, Legionella y Haemophylus influenzae, aunque hasta en un 10% pueden ser por varios de estos agentes simultaneamente. Virus como el de la gripe y el de la varicela pueden causar también neumonía. Además, algunos hongos pueden provocar neumonía, por ejemplo en pacientes con VIH-SIDA.
Dentro de la causa más común, el neumococo produce dos tipos distintos de neumonía: la bacteriémica y la no bacteriémica. La neumonía por Neumococo hasta en un 25% produce bacteriemia, es decir, detección del germen en la sangre con una mortalidad mayor.

Los síntomas de la neumonía más característicos son fundamentalmente respiratorios y de afectación de las vías aéreas bajas: tos, fiebre, expectoración, dolor torácico. En casos de mayor gravedad pueden aparecer dificultad respiratoria y afectación del estado general (sudoración, aumento de las frecuencias cardíaca y respiratoria)
Una modificación en los sonidos emitidos por el paciente afectado al respirar (inspiración y espiración), verificada por el médico mediante la auscultación con el fonendoscopio, es un signo que, unido a los síntomas citados, harán sospechar la presencia de una neumonía.
En pacientes ancianos e inmunodeprimidos, la sintomatología de la neumonía puede ser inespecífica, sin fiebre, o incluso ocasionar el empeoramiento de enfermedades subyacentes.
Cabe distinguir, según la forma de manifestarse los síntomas de la neumonía, dos cuadros clínicos diferentes:
  • Cuadro clínico típico: comienzo brusco de menos de 48 horas de evolución junto con escalofríos, fiebre de más de 37.5º, tos productiva, expectoración purulenta (flemas con pus), y dolor torácico de características pleuríticas (aumenta con la respiración). 
  • Cuadro clínico atípico: caracterizado por tos no productiva (tos seca), molestias inespecíficas, y manifestaciones extra pulmonares como dolores articulares y musculares, dolor de cabeza, alteraciones del estado de conciencia o gastrointestinales. 
El tratamiento básico y fundamental de la neumonía es el uso de antibióticos y, en caso de neumonía originada por una gripe grave, antivirales.
La antibioterapia ha de iniciarse lo más precozmente posible: antes de las cuatro horas tras el diagnóstico, pues se ha demostrado que el inicio precoz del tratamiento reduce la mortalidad, las complicaciones y la estancia hospitalaria.
Los antibióticos más comúnmente utilizados para la neumonía son: penicilinas y betalactámicos (amoxicilina y amoxicilina/clavulánico, ambos a dosis altas), quinolonas (levofloxacino, moxifloxacino) y macrólidos(azitromicina, claritromicina).
Para su prevención se aconseja lo siguiente:
  • Vacuna de la gripe
  • Vacuna antineumocócica
  • No fumar
  • Buena higiene
  • Levar un estilo de vida saludable
  • Evitar estar con personas enfermas

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